‘Ni un día perfecto’
2014
Serigrafía y acrílico sobre corcho
60 x 60 x 3,5 cm

 
 

Ni un día perfecto

A)

Una diana es, esencialmente, una plantilla para cuantificar y cualificar datos deseados. Concretamente: la habilidad de una persona determinada para conquistar su deseo de impactar, mediante un objeto, en un punto específico. Debido a que la tecnología habitualmente utilizada para conquistar el deseo de acertar en una diana es primitiva -dardos, flechas o armas de fuego-, en el proceso de creación de estos datos, el azar, como en toda manifestación de vida, dispone de un espacio notable. Los datos -manifestación del deseo están representados en una diana -objeto del deseo- mediante su destrucción: a mayor destrucción del objeto, más numerosa y cualificada manifestación. La manifestación lograda destruye, inevitablemente, el objeto.

B)

Partiendo de un diseño de diana común, sustituí los habituales números por títulos, otorgándole uno diferente a cada una de las ocho porciones que forman la diana. Del mismo modo, cada título esta diferenciado visualmente mediante el color de la porción que titula. Los ocho títulos de mi diana debían contener todos los deseos futuros que pudiera tener.  El enunciado ‘sorpresa’ es totalmente ambiguo, en previsión de la ocurrencia de un deseo que no pudiera enmarcarse en ninguno de los otros siete.

C)

Durante todas las mañanas del año 2014 (con la excepción de los días 18, 19 y 20 de junio) y tras pedir mentalmente un deseo, lanzaba un dardo desde una distancia de 2,5 metros, intentando acertar en la zona correspondiente. Tras extraer el dardo, señalizaba el punto donde había impactado con pintura del mismo color que el deseo pedido. Al realizar este acto
descubrí que los deseos conseguidos apenas se aprecian, mientras que los deseos que quedan como tales se hacen mucho más evidentes.

Acertar en el centro, donde confluye una pequeña porción de cada una de las tipologías de los deseos, pronostica un día perfecto. Pero: ¿es un día perfecto aquel donde converge una pequeña porción de todos los deseos? o, por el contrario, ¿es más perfecto un día con abundancia de un solo tipo de deseo?  Por otra parte, intentar acertar en el centro de la diana - el supuesto ‘Un día perfecto’- conlleva que las posibilidades de que el dardo termine en una porción no deseada es mayor que si se apunta a los márgenes.

Probablemente influido por la duda -nefasta influencia para el deseo que estos factores ejercían sobre mi al lanzar los dardos, ni una sola vez acerté en el centro.

Jaime Serra
2019
Del ‘Manual para la edición gráfica y de contenido de Ni un día perfecto’

 

‘Ni un día perfecto’ se puede ver del 12 de mayo al 3 de junio del 2023, en el marco de la acción ‘Aparadors Artístics’.

Un proyecto que aúna numerosos artistas de reconocido prestigio, con comercios tradicionales del centro de Barcelona, y que busca estimular la relación entre ellos y la ciudadanía.

Organiza la publicación cultural 'Hänsel* y Gretel*, con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y el diario La Vanguardia.

Más información

Jaime Serra (izquierda) conversando con Carles Verdaguer, propietario del negocio en la calle Petritxol 12 de Barcelona, donde se puede ver ‘Ni un día perfecto’


¿Nos conocemos, verdad?

Grassa Toro
Escritor y editor
Julio del 2019

 

“Serra sabe que perfecto quiere decir acabado y que un deseo es lo contrario de acabado.”

Acabado este facsímil, analizados los datos aquí presentados con paciencia de iluminador medieval (no desharé la ambigüedad acerca de quién es el propietario de la paciencia, si Serra o el otro) y tras llenar varios folios de notas dispersas caligrafiadas, a estas horas disponemos de los siguientes datos acerca del ciudadano Serra (de ahora en adelante: señor Serra): tiene un hijo, que por ser mayor, asegura la existencia de alguno menor (la capacidad para tener hijos ofrece una información adicional en la que no nos detendremos); también tiene o tuvo una diana, una pared donde colgar la diana, quizás una casa entera, y algunos dardos; distingue entre una amplía gama de colores; sabe escribir; sabe calcular el % de cantidades sencillas; siente una cierta atracción por las formas circulares; utiliza con desenvoltura el diccionario; hace uso de la palabra mapa ampliando su primer significado; diferencia entre amor, familia, social, amigos, profesión, sexo, dinero, sorpresa (quizás sea este punto el más inquietante: ¿cómo ha podido llegar a discernir entre realidades tan semejantes); es capaz de tomar medidas y expresarlas en cm.; distingue entre España y Argentina, incluso entre Argentina, Brasil y México; y en 2014 conservaba intacta la capacidad de desear y la memoria suficiente para recordar cada mañana que la conservaba intacta. Que la última vez que se hicieran públicos estos datos fuera en 2019, invita a pensar que el señor Serra está vivo (aunque no sería necesario) y que desea contarle al mundo todo lo anterior y todavía más, que es mucho, y es un deseo.

Hay en esta obra calculadamente seriada datos de otro tipo, datos por omisión, ocultamiento, desaparición, o nada. Pertenecen a este grupo, entre otros, la ausencia de cabello en el retrato fotográfico; la significativa renuncia a escribir la palabra fracaso en un texto en el que queda claro que no todos son aciertos en la vida; y el silencio que sigue a las preguntas que el señor Serra se hace a sí mismo: ¿es un día perfecto aquel donde converge una pequeña porción de todos los deseos? ¿es más perfecto un día con abundancia de un solo tipo de deseo?

Serra calla (aquí ya no procede llamarle señor).

Serra sabe que perfecto quiere decir acabado y que un deseo es lo contrario de acabado. También sabe que si titula su obra Ni un día perfecto, vamos a detenernos a contemplarla por esa fatal atracción que tienen algunas negaciones totales, y ello a pesar de que todos los días pasados son perfectos, que todo lo pasado es perfecto.

Serra sabe muchas cosas, y nosotros sabemos muchas cosas de Serra, casi todo; menos lo que pasó los días 18,19 y 20 de junio de 2014.



Arte, deseo y probabilidad

Alberto Cairo
Periodista. Profesor en Miami University (EE.UU.)
Es autor de numerosos libros de periodismo visual.

 

“(En los gráficos de Serra) la capa superficial es la que menos importa.”

Dicen algunos estadísticos que una de las mejores maneras de explicar al lector lego (yo mismo) en qué consisten sus métodos es usar analogías y metáforas. La diana es una de ellas.

Imagine que a uno le dicen que un candidato X tiene 70% de probabilidades de ganar una elección. ¿Qué quiere decir eso? Para algunos filósofos de la ciencia, ese 70% es una medida del grado de certeza que la persona que hace la predicción tiene en ella; para otros, ese 70% se puede interpretar de la forma siguiente: imaginemos que pudiésemos organizar 100 elecciones simultáneas con esos candidatos y en exactamente las mismas condiciones. En 70 de ellas ganaría X y en el resto ganaría algún otro. A mí me gusta imaginar esas 100 elecciones como si fuesen 100 dardos lanzados a una diana, 70 de ellos impactando en un segmento del círculo etiquetado "ganó X" y el resto cayendo en algún otro lugar.

Ese es uno de los poderes de las visualizaciones de Jaime: el hacerle a uno reflexionar sobre asuntos no inmediatamente relacionados con su contenido. Los gráficos de Jaime siempre son, por usar una analogía algo manida, como cebollas: la capa superficial es generalmente la que menos importa. Lo que hay debajo (incluso lo que imaginamos que hay debajo), es mucho más relevante y satisfactorio.

El segundo poder es común a todas las visualizaciones de datos: el revelar patrones en grandes cantidades de números. Cada dardo en este proyecto es un dato. Su posición al impactar en la diana no transmite algo: la relación entre sentir un deseo y acertar o no en la porción que corresponde a ese deseo en la diana. El porcentaje de acierto varía mucho, de más de un 50% en el caso del amor, hasta menos del 30% en el caso del dinero. ¿Es esto significativo? No lo sé. Probablemente lo sea para Jaime. Importa poco, de todas maneras.

Un tercer poder del arte radica a veces en su ambigüedad, en la posibilidad de interpretarlo de múltiples formas... O en no interpretarlo en absoluto y simplemente disfrutar del juego de colores, formas y palabras que el artista utiliza para hablar de sus intenciones y resultados.

Así que no sólo vea estos gráficos. Lea lo que Jaime ha escrito. Le sorprenderá.



‘Manual para la edición gráfica y de contenido’ de ‘Ni un día perfecto’.

Incluye textos de Carlos Grasa Toro, Alberto Cairo y Jorge Luís Aulicino.

Ver y descargar en formato pdf. (Baja resolución)


Adaptación de ‘Ni un día perfecto’ para el diario argentino ‘La Nación’.

Ver adaptaciones para otros medios:
La Vanguardia (España)
El Financiero (México)
Courrier International (Francia)

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