Cómo la infografía cambia el mundo

Jaime Serra
para ‘Alia. Les ciutats i la salut’
junio del 2022

A mediados de los años 80 del pasado siglo, convergen en una nueva especialidad periodística un conjunto de formas de comunicación vinculadas a la ciencia, con el nexo común de aunar imagen y palabra para facilitar la comprensión y aumentar la precisión del contenido informativo. A esta nueva especialidad periodística se la denomina infografía —acrónimo de ‘graphic information’—. En lógica con el periodismo, la infografía periodística no crea contenido, su función se limita a transmitir información dada del modo más efectivo. Sin embargo, la manera infográfica no es solo un modo de comunicar, es también, y principalmente, un modo de reflexionar sobre el mundo que nos rodea, dando forma concreta a complejos pensamientos, y sacando a la luz mundos ocultos. Para evidenciar este hecho, basta con observar algunas de las infografías que hoy se consideran iconos del oficio, previas a la existencia del mismo, y que por tanto no fueron hechas por especialistas en comunicación, habiendo sido su finalidad primera la investigación:

El Sol es el centro

Mediante un sencillo diagrama de círculos concéntricos, Nicolás Copernico revoluciona el lugar que ocupa el ser humano en el cosmos. La imagen, publicada en ‘Sobre los giros de los cuerpos celestes’ (1543), no admite ambigüedades: es el Sol, y no la Tierra, quien se encuentra en el centro. Este diagrama es síntesis de muchísimos otros plasmados en los cuadernos del astrónomo, un modo de reflexión común en los científicos. Los conocidos cuadernos de apuntes, llenos de anotaciones en formas protoinfográficas, de Isaac Newton, Galieo Galilei, Marie Curie o el Da Vinci más científico, entre tantos otros, parecen sostener la cita atribuida a otro científico, Albert Einstein: “Si no puedo dibujarlo, es que no lo entiendo”.

 

El Sol es el centro, no la Tierra
De revolutionibus orbium coelestium
Nicolás Copérnico
1531. Editado en 1543


 

 

El mapa de una enfermedad

El doctor en medicina Sir John Snow, anota sobre un mapa del Soho de Londres las muertes causadas por el cólera durante la epidemia de 1854. Superpuesto al callejero londinense aparece un mundo antes invisible: el mapa del cólera. Uno de los primeros casos documentados de geolocalización de datos y patrón de innumerables visualizaciones del actual ‘Big Data’. Más de 150 años después, aunque armados tecnológicamente, el modo en que seguimos y controlamos la pandemia de Covid es exactamente la misma.

 

El mapa del cólera
Dr. Sir John Snow

1854


 

 

Infografías que salvan vidas

Mediante una minuciosa anotación y visualización de datos, la enfermera Florence Nightingale, apasionada por las matemáticas, demuestra que entre las tropas del Reino Unido destinadas a la Guerra de Crimea (1853-1856), mueren más hombres a causa de las deficientes condiciones de los hospitales de campaña que en el propio frente de batalla. Sus gráficos sentaron las bases de la actual enfermería.

Diagram of the causes of mortality in the army in the east
Florence Nightingale

Mayo de 1855 (aprox.)


Estos son tres conocidos ejemplos que no dejan lugar a dudas sobre la capacidad de la infografía como herramienta para imaginar y visualizar el mundo que nos rodea, pero el método es válido, también, para el mundo subjetivo. En este sentido, el ejemplo más acabado y relevante, debido a la influencia de su autor, sería ‘La mariée mise a nu par ses célibataires, même’ (1915-1923), de Marcel Duchamp. Aunque nunca ha sido analizada como una infografía, esta obra debe parte de su enigma a ello. Tanto el método como la forma son un ejercicio que hoy reconoceríamos como infográfico. El propio Duchamp dejó escritas numerosas observaciones en este sentido: “El vidrio no está hecho para que lo miren con ojos estéticos; tenía que ir acompañado de un texto ‘literario’ lo más amorfo posible, que jamás cobró forma; y ambos elementos, vidrio para la vista y texto para el oído y el entendimiento, estaban para complementarse (…)”.

 

La relevancia de los ejemplos mostrados, nos puede llevar a cuestionarnos, no si la infografía puede imaginar y cambiar el mundo, sino si el mundo que hoy conocemos existiría sin la infografía.


 
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